jueves, 7 de julio de 2016

Mastúrbate para mí.




Nunca pensé que diría esas palabras, pero ahí estaban, colgando de mis dedos como el asombro en tus ojos. 
Hazte una paja, y que sea sólo mía.
Éso no sé si llegué a decirlo, pero sonaba a realidad, caliente y dura. 
acechado, caliente y duro me dijiste que sí. Y yo cerré la puerta, la ventana y los ojos, salí y prometí volver a entrar cuando hubieses acabado.
Ahora soy yo quien se pajea para tí, sólo para tí mientras me vas contando como tu pene y tus manos me habían obedecido. 
Ay, si pudiera verme. 

miércoles, 6 de julio de 2016

Soy amante de los huevos



Soy amante de los huevos. Así como el QUICO, tal y como suena. 
Adoro a esas dos pelotas gordas que cuelgan por debajo del pene. Me fascinan. Da igual que el polvo sea de horas o una follada exprés, para ellos siempre tengo tiempo.

Sopesarlos, acariciarlos, oprimirlos entre mis manos, jugar a malabares con el escroto entre mis dedos, es algo apasionante y adictivo. Más que agradable es esa sensación cárnica y maleable que rellena mis manos, un pequeño instante de poder en el que si aprietas demasiado desgracias a tu amante, y si eres demasiado suave te quedas con más ganas. Me pasaría horas tocándolos, comprimiéndolos, exprimiéndolos. Hay quien es de dedos en el culo, o de lengua en el ombligo, lo mío es el juego testicular. 

Honestamente, creo que no se les da la importancia que merecen, y a mí saben muy bien como complacerme, así que los venero y premio con estrujamientos precisamente medidos. Es un buen trato, a mí me encanta, y a ellos ni le cuento. Sobre todo cuando relevo a mis manos y es la boca la que pide guerra. Porque no es cuestión sólo de tacto, si no también de gusto y digestión y si me gusta palparlos, chuparlos ya es el delirio.

Sentir entre los labios los pliegues escrotales, lamer la intersección que los separa con mimo y desenfreno, chupar el pequeño haciendo el vacío con los carrillos, atragantarte con el grande en un instante de locura caníbal. Son el manjar del sexo, hasta que nos ponemos a follar. 

Ya entrados en materia y entrada también el pene hace un buen rato, cuando el sudor entra en su punto de evaporación, los gritos traspasan los tabiques de placer, y una comienza a cagarse en la profesión más antigua del mundo y a suplir por todo el santoral... ahí, ahí llega el momento más sublime, gozoso y perfecto para un orgasmo arrasador, cuando los cuerpos pasan a ser perros, jodiendo a cuatro patas contra el mundo, con la cabeza más allá del techo y el pene taladrándote hasta el tuétano.Sí, ahí, en ese cabalgar inconsciente y eterno, donde la vagina pierde su fondo, y las caderas se vuelven hierro, llegan esas enormes y jugosas pelotas a rebotar a cien por hora, contra mi culo, contra mis labios, contra mi clítoris dándome un placer inigualable y derritiéndome en el previo del orgasmo. 

¿ Cómo no voy a adorarlos?

Y no, ésto no viene a cuento de nada, pero ahora ya sabe que además de una diabla, no hay otra como yo tocando los huevos.

viernes, 1 de julio de 2016

Insaciable



Infinitas son las formas, los caminos que recorremos en que nuestra carne se acopla.
Percibo el aroma del deseo como una caricia resbalando por mi piel, cierro los ojos un instante sintiendo el humo tóxico invadir mi cerebro, nublando mis instintos, luego observo tu mirada, te acercas, me rodeas de un aura invisible de la que no puedo escapar.
Juegas con tus dedos y mis ganas, juegas acelerando mi respiración, arrancándome jadeos, disfrutando de mi entrega, buscando mi placer.
Buscando mi alma, enredándote en mi pelo, en silencio, oliéndome, relajándome en ese espacio que construimos, que me absorbe, donde mi mundo se desvanece mientras me tientas con la lascivia de tu mirada, de tu sexo apuntándome, acercándose a mi boca, a mis labios que se humedecen y se abren para abarcarlo, succionarlo, duro y febril.

Me besas, tu boca me devora y tiemblo, un suspiro ahogado mientras mis manos te recorren, mientras nuestras lenguas copulan frenéticamente.
Me arrastras a la cama y siento todo tu peso en mi cuerpo, mientras intento atrapar un poco de aire y me buscas en cada rincón de mi piel, me debato, tus dedos resbalando en mi sexo, hundiéndose en su humedad, devastadoramente, me empujas por el abismo.

Y siento tus manos en mi culo, tocándolo, palpándolo, siento el calor de tu mano una y otra vez, susurro, gimo, arqueo mi espalda, levanto mi culo agradecida, sumisa, gozosa, lo abres y lo sometes a tus caprichos, te siento dentro de mi llenando cada rincón lentamente primero, hasta que sale la fiera que hay en mi, me desato, te cabalgo, me froto contra tu cuerpo, mis brazos te rodean, mis manos palpan, arañan tu dura musculatura excitándome todavía más y más, me pierdo en una espiral de placer que arranca incontenibles gritos, lágrimas que resbalan por mis mejillas se funden con una placida sonrisa.

Recupero el aliento y se que aun queda mucho juego para una noche en que me siento insaciable y provocadora.