martes, 24 de marzo de 2015

Crónica Sexuales I


Entre abrí mis piernas para que hundieras en punto justo de su centro la calada lengua que me otorgaría el placer. Querías sentir todo de mí, desde los inocentes gemidos de descubrir tu pasión, hasta las contracciones de mi cuerpo por tu juego sexual con mi clítoris. Estaba ardiente, arrebatada, lista para prolongar tu excitación. Bese tu boca aún con ese fuerte sabor a mi entre tu saliva. Subiste despacio, a la altura de mis senos y después en mi cara para que contemplara la fuerza de tus ojos al entrar en mi. Tu erección esclavizaba mi interior, embestías con la furia de tus sediciosas caderas. Un instante, un segundo sólo eso y ya estaba totalmente perdida en lo estimulante de tus movimientos. Me trajiste a ti, con lentitud y vigor, enfilando mi cuerpo a tu torso sedente y tu sexo insaciable se interno con deleitable dolor hasta tocar el fin. Rozándonos, exaltandonos, seducidos en la vibración de la dulce tortura del la lujuria.


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